Me echo de menos. Si, echo de menos reírme como una enana.
Echo de menos ser una cría que quiere ir a castings y que cree que todo le va a
salir bien. Pero no, las risas se están acostumbrando a convertirse en
lágrimas. Si sonrío no es algo verdadero como solía serlo antes, el fondo está
podrido. Y la niña se fue. Sigue habiendo sueños pero ya no se afrontan con la
alegría de que en poco tiempo vas a una superestrella.
Se afrontan con miedos e
inseguridad. Bueno, en realidad, se tratan de afrontar. Pero el camino cada vez
está más oscuro, los sueños se hunden al igual que toda la luz de mi vida y la
oscuridad se come todo lo que encuentra, cada retal de felicidad que queda. Y
sí, me echo de menos. Echo de menos a esa niña pequeña e inocente. Echo de
menos la infancia y los tiempos en los que todo era posible, solo necesitabas
soñar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario