domingo, 2 de febrero de 2014

Cosas que piensas mientras que esperas al autobús

Las manos frías, fuera está todo helado. Esperas al autobús soñando. Sueñas con el futuro, sueñas con el presente. Miras a las parejas besándose, besos con sabor a despedida y besos con sabor a recibimiento. También lo miras a él, al más guapo del autobús. Piensas en cómo será hablar con él, en cómo será que te toque o cómo será que sus sonrisas vayan dirigidas a ti. No sabes casi nada de él. Estudia bachillerato o algún tipo de grado superior. Lo compagina con hacer de figurante o actor secundario en película y anuncios. No sabes de él más que eso. Y no es porque el te lo haya contado sino porque cuando él está delante hablando con cualquier otra persona quitas tu barrera. Te quitas tus inseparables auriculares (esos que jamás despegas de tus orejas) y absorbes cada palabra sobre él que puedas obtener. Deseas que tu idea platónica de esa persona no se desvanezca al oírle hablar. Y no lo hace. Su pelo rubio, su perfecta nariz mirando al cielo y su siempre acertada forma de vestir es un aliciente más para desearle. Te da igual no saber su nombre, donde vive o si tiene novia. Quieres satisfacer esa necesidad de saber. Y, por encima de todo, deseas que él quiera saber sobre ti tanto como tú sobre él. Esperas espectante al día en el que no haya más sitios libres en el autobús que el que tienes al lado y tenga que sentarse contigo. Y a lo mejor entabláis conversación, a lo mejor incluso consigues saber su nombre. O quizás sepas como es sentir una de sus sonrisas dirigidas a ti.


Y, aunque esperas impaciente que él se acerque a ti, el él que tú imaginas ni siquiera existe. Pero, como he dicho antes, son sueños que tienes mientras que esperas en la marquesina del autobús.

6 comentarios: