Cambio los dedos,
ya doloridos, de posición. El olor a incienso inunda la habitación
y agradezco que en el hospital se haya quedado el aroma a humo,
aunque yo siga ardiendo por dentro. Ya no huele a antiséptico. Huele
a casa, un sentimiento perdido para mí. Sigo tocando los acordes,
centrándome en el sonido, que se mezcla con el humo de la varita de
incienso que ha dejado Jess encendida. También huele a sal pero no
lo hago demasiado caso, el aroma de las lágrimas es ahora mi
compañera. Do, tristeza. Mi, vacio. Sol, quiero morirme. La, irme
con él. Fa, le quiero. Re, le echo de menos. Y vuelvo a sentir ese
vacío que lleva acompañándome desde hace una semana. Los momentos
en los que no hay lágrimas son los peores. Solo hay silencio y un
hueco demasiado grande por llenar. No he hablado con nadie desde hace
una semana, no fui capaz de pronunciar una sola palabra en su
entierro aunque en mi cabeza había dos palabras que luchaban por
salir: lo siento. Lo siento mucho Jim. Si hubiese correspondido aquel
beso no habríamos cogido el coche justo en ese momento y tú
seguirías aquí. Toda la alegría, la teatralidad y el cariño están
marchitos y encerrados bajo tierra, muy lejos ya de mí. ¿Por qué
me he dado cuenta ahora de lo mucho que le quiero? ¿Por qué no se
lo dije en el momento que tenía que decírselo? Te quiero Jim, te
quiero como no he querido nunca a nadie. No puedo vivir sin ti. ¿Por
qué te has ido? ¿Por qué me has dejado sola? "No, no, Jim
vuelve, no te has ido. No puedes irte, no te dejo irte." Repito
en mi cabeza una y otra vez. No puedo más. Y vuelven las causantes
del horroroso olor a sal.
—Otra
vez no Charlie. —Jess entra en la habitación pero no la respondo.
Con cuidado de no tocarme las quemaduras de los brazos ni la escayola
se sienta a mi lado en la cama. —Venga cariño, te he traído algo
para comer. —Nada. La escucho pero no la respondo. Vuelve ese vacío
devastador.
—Vamos
Charlotte abre la boca. —Fuerza mis labios para meter algo de sopa
en mi cuerpo.
Los
cuatro días siguientes transcurren iguales, aunque ya no miro el
ukelele, no quiero tocarlo. No merezco tocarlo. Si no fuese tan
estúpida seguiría aquí y estaríamos estudiando para los exámenes
finales mientras que organizaríamos la mudanza. Un beso
correspondido para salvarle la vida. No fui capaz de hacer eso.
—Vamos
Charlie despierta. Hoy no vas a quedarte así. Tengo noticias y si no
me hablas tú a mi yo me niego a vivir como Edward Cullen. ¡Solo nos
falta beber sangre! No, no eso si que no. ¿Beber sangre? Ni loca.
—No se de que estará hablando pero ahora mismo no puede
interesarme menos. ——Me ha llamado tu madre para preguntarme que
tal estás. Dice que no respondes el teléfono. —Tener noticias de
mi madre aviva lo poco que tiene ganas de vivir en mí. A ella nunca
la he importado demasiado y es raro que me haya llamado ella en
persona y no cualquier asistente. —Vieja zorra misántropa.
—Murmura. Es agradable poder pensar en alguien que odio más que a
mi misma. —También he hablado con el director y me ha dicho que
lo siente mucho y que no te preocupes por nada, tus notas están bien
y el discurso es lo menos importante ahora. Así que, si te consuela,
ya has terminado los estudios. —Es gracioso como hace una semana
aquella era mi preocupación más grande. Bueno no, no es gracioso.
Nada tiene gracia. No hay más luz, ni más alegría, ni más vida.
Sigue habiendo vacío, solo vacío. Por mucho que Jess se mueva por
la habitación solo hay espacio por llenar. Y nadie capaz de hacerlo.
—Le
echo de menos. —Susurro.
—Yo
también pequeña. Siempre he odiado tenerle dramatizando por la
habitación. Ya sabes como destrozaba mis ejercicios de relajación
con sus ensayos de obras que ni siquiera eran obligatorias. Pero
ahora es como si faltase vida alrededor. —¿Jess llorando? Me
siento mal, no se me había ocurrido que nadie más le echase de
menos. —Sabes, él siempre me estaba intentando enseñar a como
llorar para las obras. Pero ahora solo tengo que pensar en él para
hacerlo. —Me acaricia el pelo y, por primera vez, tengo ganas de
hablar. Saber que hay alguien que siente una pizca de lo que siento
yo me hace sentirme acompañada.
—Me
besó. Antes del accidente de coche me besó y no le correspondí, no
fui capaz. Y ahora pensar en que no voy a poder ver más su sonrisa
me mata. Siempre había sido mi mejor amigo. Mi hermano. Y no paro de
pensar lo mucho que me arrepiento de no haberle seguido aquel beso.
Daría lo que fuera por poderle besar Jess. Nunca he sabido que le
quería así y que por darme cuenta tarde él no esté nunca más,
—Paro. —me mata Jessy. Me está matando.
¿SABÉIS LA PENA QUE ME DA QUE QUEDE TAN POQUITO PARA QUE ESTO ACABE? Vale, ya me calmo xd. ¿Os ha gustado? Espero que si ya que este es mi capítulo favorito. Ojalá que la historia fuese más larga pero no lo es y por motivos personales no quiero alargarla más. Como siempre os digo podéis dejar vuestros comentarios en facebook, seguidme en Twitter (@mssaramellark) y leerme en wattpad. Besos,
S.Jeanne
NO ME PUEDES DEJAR ASÍ! Dioos necesito más asjfhajskf Jim :(( he soltado una lagrimilla, lo confieso. Que tristeee D: siguiente :')
ResponderEliminar